jueves, 19 de abril de 2007

Mis adorables vecinos (I)

Uno no tenía previsto escribir en este blog acerca de países que no fueran la República de Corea pero bueno, respondiendo a una petición, ahí van unas cuantas líneas acerca de los vecinos de Corea. Si echáis un vistazo al mapa, veréis que el país queda prácticamente rodeada por Rusia al norte, Japón al este, y China por el norte (y también por el oeste). A pesar de ello, Corea mantuvo hábilmente su independencia durante siglos, pactando con China y batallando esporádicamente con Japón. También repelió exitosamente intentos de invasión por parte de potencias europeas.

Sin embargo, a principios del siglo XX, la victoria de Japón sobre Rusia propició que Corea tuviera que acabar cediendo, pasando a ser en 1905 un protectorado japonés, pasando al estatus de colonia en 1910. Así pues, durante 35 años Corea (y me estoy refiriendo a toda la Península –no fue dividida hasta 1945-) sufrió la ocupación japonesa. En los colegios pasó a enseñarse la lengua japonesa –efectuándose un apartheid en las escuelas en función de la nacionalidad del alumno-, se modificaron los contenidos de los libros, se cambió el nombre a las personas, sustituyéndolos por nombres japoneses, se implantó un sistema burocrático idéntico al de la metrópolis, se estructuró la economía coreana de tal manera que proveyera a Tokio de materias primas, se calcó el sistema judicial, se eliminaron muchas libertades,… en definitiva, que dieron motivos más que suficientes (y no he mencionado las aberraciones cometidas durante la II Guerra Mundial) para que los mayores coreanos (salvo los que se hicieron adeptos al régimen) sigan teniendo escaso aprecio hacia Japón. Sin embargo, por lo que he podido ver, en las generaciones más jóvenes no existe este rencor y sí una cierta curiosidad y admiración por la cultura japonesa que, todo dicho sea de paso, empieza a ser recíproca en el país del Sol Naciente. Es una pena que declaraciones como las que ha efectuado recientemente el Primer Ministro japonés –negando la evidencia histórica acerca de la existencia de deportaciones masivas de mujeres de todo el Este y Sudeste asiático a burdeles japoneses durante la II Guerra Mundial- turben las relaciones a nivel político.

China y Corea han mantenido históricamente una fuerte relación no sólo económica y política, sino también cultural. Así, el budismo llegó a Corea a través de China y el rey coreano, durante muchos siglos, visitaba una vez al año al emperador chino, en señal de respeto (y para pagarle, de paso, tributos). El acuerdo era ventajoso para ambas partes ya que, por un lado, China obtenía ingresos y, simultáneamente, mantenía controlada la frontera Este. A su vez, Corea sabía que, en caso de ataque nipón, contaría con el apoyo de una gran potencia. En la actualidad, China se ha convertido en el principal destino de las exportaciones coreanas durante los últimos cinco años (superando a EEUU y Japón) y muchas empresas coreanas han trasladado a territorio chino sus plantas. Por otro lado, la mayor parte de ciudadanos inmigrantes que hay en Corea son chinos (el 0,5% de la población total, aproximadamente). De los pocos estudiantes que vienen del extranjero a cursar estudios superiores en Corea, la mayoría también es de procedencia china.

En cuanto a Rusia… bueno, las relaciones comerciales no son excesivamente importantes pero, a nivel geoestratégico, sigue siendo fundamental. Sólo así se entiende que siga siendo uno de los países que se sientan en las conversaciones a seis bandas (junto a las dos Coreas, China, EEUU y Japón) para la desnuclearización de Corea del Norte.

Y bueno, ya hemos llegado al vecino más incómodo en la actualidad: la irónicamente llamada República Democrática Popular de Corea o, sencillamente, Corea del Norte. Pero, si os parece bien, de ello os hablaré en una segunda parte de este post.

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