miércoles, 28 de febrero de 2007

1 de marzo

Hoy me he despertado un poco más tarde de lo habitual. ¿El porqué? Es el 1 de marzo, día de fiesta nacional en Corea y todo está cerrado (bueno, menos algunos centros comerciales y los restaurantes -muchos abren las 24 horas, por cierto-). En concreto, hoy es el Día del Movimiento de la Independencia de Corea, que es distinto del Día de la Independencia, que se celebra el 15 de agosto desde 1945, momento en el que nace la República de Corea.
Pues bien, el Día del Movimiento de la Independencia tiene su origen en el 1 de marzo de 1919, un par de días antes de la celebración de los funerales del rey Gojong quien, aparte de ser el último rey de Corea, tiene el dudoso honor de ser su Carlos IV, al firmar el tratado de anexión a Japón en 1905. El 1 de marzo de 1919, un grupo de intelectuales se reunió en restaurante de Seúl, leyó una proclama en faor de la independencia, enviaron a las autoridades japonesas dicho documento declarando la no legitimidad de su gobierno y el deseo de recuperar la independencia del país y, seguidamente, llamaron a la policía para que les detuvieran. Ese mismo día, un estudiante leyó en un parque público de Seúl la proclama, trasformándose dicha concentración en una multitudinaria manifestación. El gobierno japonés reaccionó enviando a la policía militar para disolver dicha manifestación (y las paralelas que surgieron espontáneamente en todo el país), muriendo numerosas personas (553, según las autoridades japonesas; más de 7.000, según algunos historiadores) y arrestándose a más de 40.000 manifestantes. A pesar de ello, durante el año siguiente se produjeron más de 1.500 manifestaciones. El 1 de marzo de 1919 fue el día, pues, en que los coreanos le perdieron el miedo a los japoneses.
Como consecuencias de este movimiento destacan el nacimiento en abril de ese mismo año del gobierno provisional de la República de Corea, en Shangai, así como el cambio en la política colonial japonesa, que pasó a ser más blanda durante los años siguientes.
Se entiende pues que hoy las calles están plagadas de taegukki, es decir, de banderas coreanas.

martes, 27 de febrero de 2007

La habitación del pánico

Se me había olvidado comentároslo pero una de las visitas ineludibles durante estancia en otro país es el lavabo, letrina, váter. La verdad es que sé que me la juego, conociendo al percal, escribiendo este post… pero bueno, ahí voy. En general, funcionan igual que en España, con su cadena o palanca para la cisterna. Sin embargo, en un gran número de establecimientos, y también en casa de mi tía, el trono es de alta tecnología y lleva incorporado el bidé. Aparentemente estos váteres son iguales que los comunes pero cuentan con varios botones de botones (en cuantía variable, según la sofisticación del modelo) mediante los cuales se accionan diversos dispositivos.

A los que hayáis estado en EEUU, lo que os he comentado hasta aquí no os habrá parecido extraño… pero, sin embargo, mi problema llegó el día en que, en casa, falto de medios tradicionales de limpieza, no me quedó más remedio que emplear el lavabo high-tech… y los botones estaban señalizados sólo en coreano (y sólo entendía lo que ponía en uno de los botones –“masaje”‑, y no me preguntéis lo que es, porque ese no lo apreté). Bueno, empecé a darle a los botoncillos y el tema comenzó mal, al pulsar el “modo secadora”. Así pues, no me quedó más remedio que seguir apretando… hasta que encontré el botón que soltaba el “chorrito”. Podían escogerse el grado de inclinación y de intensidad de disparo, así como la temperatura del agua. El artilugio en sí es ingenioso… pero tras esa traumática experiencia ahora siempre hay varios rollos de papel en el cuarto de baño de casa. Espero que no me pregunten por qué…

PD: Para vuestra tranquilidad, sabed que en los hoteles los botones están en inglés… tal y como os lo demuestra la foto del lavabo del Hotel Lotte (y no, no usé un filtro amarillo para esa foto… ¡es que no encontré el botón de la cadena!).

lunes, 26 de febrero de 2007

Seocho-dong

A todas estas, tanto hablar de Busan, Gyeongju,... y todavía no os he comentado donde vivo (lo he marcado en el mapa con un asterisco). El apartamento de mi tía se encuentra en el barrio de Seocho, en la parte sur de la capital. Seúl, como muchas otras ciudades, queda dividido en dos partes por un gran río, el Han, segundo más largo de Corea, y que es atravesado, sólo en la ciudad de Seúl -según fuentes fidedignas, es decir, un taxista-, por 18 puentes. Así pues, vivo en la "rive gauche" de la capital. Este barrio, junto al de Apgujong (al lado de Seocho-dong) es uno de los de más reciente creación y, también uno de los más pijos, tal y como se refleja en el aparcamiento del apartamento de mi tía, donde el coche de menor cilindrada tendrá 2500c.c. y 4,8 metros de longitud. Ahí va una foto de la vista desde el salón. Está tomada desde un piso 13 (aquí no da mala suerte) y esta encarada al sur. Por tanto, la mayor parte de la ciudad queda a las espaldas de esta foto (igualmente, tampoco os podría hacer una en dirección norte ya que sólo saldría el edificio de delante!!!).
Ahora bien, viendo desde fuera los apartamentos de la zona, nadie diría que se trata de una zona residencial de "alto standing" ya que la urbanización en la que vivo consiste en más de 20 bloques de 15 pisos y cuatro escaleras cada uno puestos unos detrás del otro y cuya única diferencia radica en el gran número pintado en su cara sur. Sorprende en Seúl la gran cantidad de urbanizaciones con características similares a las que he comentado, construcciones, en cuanto a concepto, que sólo había visto en la Karl Marx Allée de Berlín. Otro elemento que recuerda a 1984 es que las noticias de la comunidad las "retransmiten" a través de unos altavoces que hay en cada piso... el otro día lo hicieron a las 8 de la mañana; yo ya estaba despierto, pero me pregunto si les haría mucha gracia a los que durmieran...
Aun más sorprendente, pero, es que las constructoras de estas urbanizaciones son... Samsung, Daewoo, Hyundai,... que también se dedican a construir edificios (retiro lo anterior: lo raro sería que no se dedicaran también al sector inmobiliario: los chaebol -grandes conglomerados industriales- están omnipresentes en el día a día de este país). En Busan, incluso vi cómo Lotte (que viene a ser como el Corte Inglés de aquí) construía bloques de edificios alrededor de... un nuevo centro comercial Lotte, que también está en construcción. Simplemente genial. Por cierto, consejo para futuros viajeros: aquí, salvo que se vaya a una calle muy famosa, todo el mundo se orienta por hoteles, grandes almacenes o, en su defecto, por los nombres de estas grandes urbanizaciones (por ejemplo, "apartamentos Samsung del distrito X"). Así pues, si quieres encontrarme, ya sabes donde estoy, vivo...

sábado, 24 de febrero de 2007

Post gastronómico nº1: ¿Cómo se come?

La comida en Corea es muy diferente a la española, tanto en los platos que aquí se cocinan, como en la forma en la que se comen. En este primer post gastronómico, os expondré por encima este último aspecto, el cómo; en el segundo, si os parece bien, el qué.

En primer lugar, los horarios de las comidas son distintos a los españoles, salvo en el desayuno. La comida se suele realizar entre las 12 y 13hs y, la cena, sobre las 18-19hs. Francamente, sigue costándome el desayunar a las 8, comer a las 12 y cenar sólo cuatro horas después.

Seguramente, el motivo de mi relativa inadaptación es que no he variado el peso que le doy a cada una de las comidas, al que le dan aquí. El desayuno está considerado en Corea como una comida muy importante y, por ello, en gran cantidad de casas se desayunan platos similares a los de la comida o cena. Aun así también hay muchas familias que desayunan café con leche y bollos. El almuerzo no es excesivamente copioso y resulta sorprendente la velocidad con la que lo comen (siempre me quedo el último –y no es que coma más cantidad que los demás-), para regresar inmediatamente al trabajo. Eso sí, a las 18hs, la mayoría de gente ya ha salido de su trabajo (aunque ojo, muchos comercios abren hasta las 21-22hs, siendo frecuente salir a comprar después de haber cenado). La cena, por su parte, también suele ser abundante (aunque da tiempo de sobras para hacer la digestión antes de ir a dormir…).

En muchos restaurantes se puede escoger comer al modo tradicional, es decir, sentados sobre un cojín en el suelo, con las piernas cruzadas, y frente a una mesa de medio metro de altura delante, o bien en mesas y sillas, tal y como hacemos en Europa. Otra vez, si vais a un restaurante y queréis comer sentados en el suelo, no os olvidéis llevar calcetines nuevos, ya que os harán dejar los zapatos en la entrada. Por cierto, al escoger restaurante, debéis tener bastante claro antes de entrar qué es lo que os apetece ya que cada uno suele estar especializado en un tipo concreto de comida coreana (aunque, obviamente, ofrecen más platos).

Una vez sentados, te traen una toallita húmeda, para lavarte las manos, y la carta, debiéndose escoger un plato por persona según la comida que se elija; en otros casos, se piden X raciones del plato Y y se pone en medio para compartir; el concepto de primer y segundo plato en Corea no existe (salvo en los restaurantes de comida extrajera, claro está). Los cubiertos, normalmente los coges tú mismo, de una cajita que suele estar sobre la mesa. Se emplean los palillos para todo menos para comer el arroz y la sopa, que se comen con la cuchara. Al estar todo muy cortadito no son necesarios el cuchillo ni el tenedor. Lo único con lo que todavía tengo problemas es con los fideos... pero bueno, tiempo al tiempo.

A continuación, colocarán en medio de la mesa numerosos pequeños platos (ban chang) conteniendo, brotes de algún vegetal (namul), alguna variedad de kimchi (verdura fermentada) y algún que otro plato adicional como pescado seco, patatas, nabo o pollo, preparados de múltiples maneras, según el sitio. Si se te acaba alguno de ellos, puedes pedir otro adicional sin coste alguno. Por cierto, en muchos restuarantes hay un timbre sobre la mesa que debes pulsar para que vengan el camarero. Seguidamente, te ponen el plato principal delante de ti, o bien en medio para compartir. A la izquierda, te colocas el bol de arroz que te traerán y, a la derecha o en medio (en el caso de que el plato principal esté en el centro de la mesa para compartir), la sopa que te traerán en el 95% de las comidas. ¡Ah! Si no has pedido nada en especial para beber, a estas alturas ya te habrán traído –también sin coste alguno- un vaso de agua mineral, o bien de algún tipo de té. Por tanto, es frecuente que sobre la mesa haya más de 8 o 9 platos a la vez y, a partir de ahí, vas picando y mezclando diversos sabores. En cuanto al postre, no suele pedirse ya que es un plato que no tiene excesiva importancia en la comida coreana. Como mucho, puedes esperar que te traigan un poco de fruta cortada (que, por cierto, esta carísima en los mercados) o bien alguna bebida dulce (de caqui, granada, arroz, canela,…).

El IVA (10%) y el coste del servicio (10%, normalmente) no van incluidos en la mayoría de ocasiones en el precio y, por cierto, no esperéis a que os traigan la cuenta, ya que no lo harán: se paga a la salida (al lado de la puerta suele haber una cajera –la misma que, cuando entras, te da la bienvenida y anuncia la llegada de “X personas”).
Pues eso, que si vais a un restuarante coreano (aunque los de Barcelona estén españolizados en cuanto a la forma) ya no os pillarán por sorpresa. En el número 2, os contaré algunos de los principales platos.

Un buen día

Hoy ha sido un buen día. Me he levantado relativamente tarde (a las 8), he salido a correr 20 minutos (me están entrando remordimientos de conciencia después de tanto restaurante...), me he preparado un café y me he ido a la biblioteca a aprovechar la mañana. Sobre las 13:15, me he ido a comer; estando Myeongdong cerca de la biblioteca de la Korea Foundation, me he acercado y me he metido en un restaurante vietnamita en el que me he zampado un plato de fideos que más que compensaba los 20 mnutos de deporte matutinos...

Al acabar de comer, me he ido a coger el metro, ya que a las 15hs había quedado con mi prima para visitar el Museo Nacional de Corea. Sin embargo, me he metido en el metro, y me he encontrado con la siguiente imagen.
Ya os anticipé en el post titulado "metro" que bajo tierra hay un auténtico submundo. Pues bien, en la parada de Myeogdong, además, el submundo es de lujo. Como iba con tiempo, me he puesto a pasear y he acabado dentro de una superficie enorme, abarrotada de gente, llena de restaurantes de todo tipo: era la zona de restauración de los almacenes Lotte. He subido a la planta de cosméticos y, al fin, he encontrado desodorante (llevaba varios días buscando y no los venden en supermercados, al no ser aquí un producto de uso diario), a precio de oro. Al bajar otra vez a la planta de restauración para coger el metro, he tenido que pedir ayuda para orientarme porque entre tanta gente y puestos no había quien se aclarara... es para verlo.

Mi prima es muy puntual, así que hemos tenido toda la tarde para ver el MNAC:-p. Está situado junto a una base militar americana (de hecho, un Black Hawk nos ha sobevolado mientras no-comprábamos -día del visitante:-)-) la entrada y lo trasladaron a su actual emplazamiento recientemente, al dejar parte del campamento vacío las tropas norteamericanas que, por cierto, en pocos años dejarán de tener presencia militar -al menos, físicamente- en Corea. El museo en sí es muy grande, por lo que pretender verlo todo era imposible, pero sí me ha gustado que, contrariamente a lo que pasa en muchos museos occidentales, aquí las artes se mezclan con la historia, ofreciéndose explicaciones acerca del momento histórico al que pertenecieron cada uno de los objetos, pinturas, cerámicas,... y la función que cumplían en su momento.

Me han impresionado particularmente las cerámicas de los primeros años del reino de Silla, de un tono verde suave, y en las que las imágenes y motivos que en ellas aparecen no eran pintadas, sino que se conseguían mediante incrustaciones de barros de otros colores. Ahí van algunas imágenes.

Al salir del museo, hemos ido a cenar a un restuarante tradicional coreano y, para variar, me he puesto las botas: en un momento he contado 23 platos (sin contar el bol de arroz) diferentes sobre la mesa... Otra vez, os he de escribir un post sobre la comida aquí: de mañana no pasa. ¡Nos vemos!

lunes, 19 de febrero de 2007

Gyeongju

Gyeongju fue entre los siglos VII y XIV la capital del reino de Silla (se pronuncia como si tuviera una l.l catalana). Silla era, en su tiempo, uno de los reinos más avanzados tecnológicamente, contando, por ejemplo, con un amplio conocimiento científico (el observatorio astronómico más antiguo de Asia -siglo VII- se encuentra en Gyeongju) o imprenta de placas móviles (200 años antes de Guttenberg). A su vez, destaca el trabajo en orfebrería y cerámica. Las dos fotos inferiores corresponden al templo de Bulguksa, junto al Seokguram, patrimonio cultural de la UNESCO.
A pesar de que algunos de los templos y esculturas no sean de gran tamaño, la calidad de estos y su buen estado de conservación para las fechas de las que estamos hablando (destacando el Seokuguram -al que veis en la foto inferior-, una estatua de Buda tallada en la montaña que data del siglo VIII, encarada hacia el mar) hacen que sean de visita obligatoria.
Al visitar Gyeongju hay que tener en cuenta que los monumentos no se concentran en un solo lugar, sino que están esparcidos por la región, por lo que es recomendable llevar algún tipo de guía (en mi caso, la familia:-p). De todo lo que he visto hasta el momento, en cuanto a monumentos se trata, es lo más recomendable. Así pues, si al final consigo que alguien se anime a visitar Corea, de toos los nombres raros que se van acumulando a lo largo de estas líneas, que no se olvide de apuntar uno: Gyeongju. Para acabar, una adivinanza: ¿qué son estas montañas?
Efectivamente, son tumbas de diversos reyes de Silla. Gyeongju está plagado de estas colinas de hasta veinte metros de altura. Eran enterrados con tesoros, lo cual ha hecho que pocas hayan llegado intactas hasta hoy en día. No deja de tener gracia que los reyes, cuanto más grandes se creían y mayor deseo de pasar a la posteridad, mayor la colina que construían y mayores las riquezas con las que se enterraba... ¡qué poco conocían a su gente!... Sin embargo, todavía puede visitarse el interior de una de ellas. Por cierto: Si hay algún tema sobre el que queráis que escriba, me lo comentáis, ¿ok? A ver, voy apuntando: fútbol, cerveza,...

Busan

En primer lugar, una aclaración: en muchos libros veréis escrito Pusan; la diferencia se debe al cambio en la trascripción fonética de la lengua coreana acordado hace pocos años. Lo mismo sucede con muchas g y k de los nombres. Hecha la aclaración, al tajo.

Busan es la segunda ciudad de Corea, con casi cuatro millones de habitantes y Ulsan, a apenas cuarenta kilómetros (donde está la fábrica central de Hyundai Motors y de los astilleros Hyundai -lástima no haberlos podido visitar-) cuenta con otro millón más de habitantes. Busan es uno de los principales puertos del Mar del Este (como lo llaman los coreanos) o Mar de Japón (como lo llaman sus vecinos) y, como Barcelona, su expansión está seriamente limitada por la existencia de una extensa cordillera a sus espaldas. Sin embargo, la ciudad ha crecido enormemente tanto a lo largo de la costa (con un dudoso criterio urbanístico digno del peor alcalde de Benidorm) como hacia el interior, habiendo numerosos túneles y puentes que conectan las diversas partes de la ciudad. Como Barcelona, también ha ganado terrreno al mar (en este caso, conectando islas con la costa). A pesar de todo, es capaz de dejar alguna imagen bonita (la foto está chula, aunque en Mar del Este hubiera sido más adecuado un amanecer...).
En mi opinión, Busan tiene dos partes bien diferenciadas: la parte turística, en la que destaca la playa de Haeundae (una de las playas favoritas de los coreanos, además de las de la isla de Jeju) y el resto (que es la mayoría), que no es más que una sucesiva acumulación de bloques de hormigón muy parecida a la de muchos barrios de Seúl. En la foto inferior, podéis ver una imagen de la playa de Haeundae.
Durante la estancia en Busan también aprovechamos para hacer una visita turística a un templo budista de reciente construcción frente al Mar del Este. El lugar era idílico, en un emplazamiento similar geológicamente a la Costa Brava. Mientras lo visitaba, no dejaba de preguntarme qué hubieran dicho en España si la iglesia católica hubiera hecho lo propio en, pongamos, Cadaqués...
La siguiente foto son las islas "O-ryuk" (cinco-seis) que son el símbolo de la ciudad y que deben su nombre a que, cuando sube la marea, sólo se pueden ver cinco de las seis islas (más bien, islotes).
Para terminar, otros apuntes curiosos: el tráfico es tan malo como en la capital pero la gente es más desordenada conduciendo y utiliza mucho más el claxon; los motoristas apenas usan casco; la gente habla con un extraño acento (convirtiendo, en ocasiones, la o en u); los hombres, según cuentan mis familiares, son bastante chulitos y más extrovertidos; hace más calor;... os prometo que no estoy hablando ni de Andalucía ni de Nápoles... Próxima estación pues, Gyeongju.

Año nuevo en Busan

Pues sí, se acabó el fin de semana. Aquí me tenéis de nuevo aprovechando un descanso para actualizar el blog. Estos días han dado para bastante por lo que, si os parece, a continuaión expongo un breve resumen de lo que han sido y, en los días venideros, os explico con un poco más de detalle algunos de los monumentos y ciudades que he visitado.

El vuelo Seúl-Busan dura sólo 45 minutos y cruza de punta a punta la Península (eso os dará una idea de lo pequeño que es este país -una quinta parte del territorio de España). Entendí porqué fuimos en avión y no en coche (al principio pensaba "total, para 500 kms...") el día que fuimos a Gyeongju (en Busan alquilamos un coche). Si el tráfico es normalmente horrible, durante este fin de semana es aun peor. ¿La razón? Es costumbre en Corea en el Año Nuevo Lunar que los familiares se desplacen al lugar en el que viven sus padres para felicitarles el año. Los niños (y muchos adultos -cobradores del peaje (que los hay en cantidad, incluso dentro de Busan mismo)- ) se ponen el hanbok (vestido tradicional coreano) y, de rodillas frente a sus abuelos se inclinan, deseándoles -literalmente- que el Año Nuevo les traiga mucha suerte. Los abuelos, a cambio, les dan dinerillo.

En cuanto al alojamiento, he pasado estos cuatro días con familiares en una especie de apartamento-hotel que no es ninguna de las dos cosas. Se trata de una especie de club que cuenta con apartamentos por toda Corea (estaciones de esquí, playas, centros de spa, campos de golf,... vamos, para gente bien), del que uno se hace socio pagando una entrada y una cuota mensual, y que le da derecho preferente de uso de las instalaciones (y a la mitad de precio) frente a los no socios. Cada socio tiene un centro "preferido", en el que tiene preferencia absoluta para obtener reserva frente a todas las demás personas, mientras que en el resto de centros del "club", sólo tiene preferencia frente a los no socios. A pesar de que lo llaman "condos" -condominios- la figura que más se le asemeja yo creo que es un derecho de uso preferente. Existen numerosas empresas de "condos" en Corea. Rollo legal a un lado, las instalaciones eran fabulosas (una pasada la sauna por la mañana con un ventanal en el que se veía la misma panorámica que desde la habitación -que estaba en la planta 27-; foto de la derecha).

En el plano gastronómico, he vuelto a comer fugu (de hecho, me llevaron dos veces a un restaurante especializado en la sopa de fugu), y he probado numerosos platos nuevos, desde galletas rellenas de pasta de judías rojas (pan de Gyeongju) a una carne que aquí aprecian mucho -es carísima y no, no es perro- llamada yang, debido a que de cada animal sólo una pequeña parte de éste es yang. De textura semejante al chicle, no me gustó en exceso. Por cierto (aquí hay que aclararlo todo, que si no luego los comentarios...) era carne de ternera, no de toro. También tomé (es tradición por Año Nuevo) sopa de tok (tok es pasta hecha con arroz). Y sí, ya lo sé, os debo un post exclusivamente dedicado a la comida.

En referencia a las visitas, hemos dado numerosas vueltas por Busan y dedicamos un día entero (y nos faltó tanto por ver!) en Gyeongju, capital de Corea durante el período Silla. Así pues, en los dos próximos posts os hablaré de ambas ciudades. ¡Nos vemos!

Un par de pinceladas de historia

Hola a todos. Después de un fin de semana aquí muy largo, ya estoy de vuelta en Seúl. Antes de explicaros lo que he visitado este fin de semana -especialmente Gyeongju-, quizás estaría bien que os expusiera a grandes rasgos la evolución de la historia de Corea. Intentaré comprimir al máximo el resumen, para aquellos a los que la historia les aburra.

Según el mito de la creación de Corea, Gojoseon, el primer reino de la Península, fue creado en el año 2333 a.C. Al final del post, os lo expongo, que no tiene desperdicio. Bien, al período que va del año 57a.C. al 668 d.C, se le denomina "de los Tres Reinos", ya que convivieron los reinos de Baekche, Goguryeo y Silla simultáneamente (también hubo otro reino muy pequeño durante dicho período, llamado Gaya, que apenas tuvo relevancia en lo que iba a venir). Silla venció a mediados del siglo VII, primero a Baekche y posteriormente a Goguryeo para unificar, por primera vez la Península. Por ello, al período que va del 676 al 935d.C. se le denomina "Silla unificado". este fue un período de gran esplendor cultural y científico en Corea. En este período entra también el budismo, a través del contacto con China. En la foto podéis ver una corona real de la época.

Desde finales del siglo X a 1392, se habla del período Goryeo, en alusión al nombre de la dinastía que gobernó la Península durante esos cuatro siglos. Un apunte: es en este momento cuando se producen los primeros contactos con occidentales (árabes, en concreto) y son ellos los que, al volver a sus países de origen, hacen referencia al país de Koryo, que posteriormente acabará siendo conocido como Corea. Si hubieran llegado antes, quén sabe cómo se llamaría ahora...

El período Joseon duró de 1392 hasta 1910, cuando el último rey coreano, Gojong, firma el tratado de anexión a Japón. Hasta 1945, Corea será una colonia japonesa. Una vez acabada la II Guerra Mundial, la URSS y EEUU se reparten Corea, quedándose la primera con el territorio que queda por encima del paralelo 38, y EEUU, el resto de la Península. En 1950, tropas del territorio norte invaden el sur. EEUU, bajo la bandera de la ONU, repele el ataque. Fue probablemente el primer enfrentamiento armado de la Guerra Fría. En 1953 el conflicto concluye con el armisticio de Panmunjeon (ciudad cercana a la frontera), reestableciéndose el paralelo 38 como frontera entre ambos países. Desde entonces, siguen separadas.

¡Ah, casi me olvido del mito de la creación de Corea! Pues bien, cuenta la leyenda que en el año 2333 a.C., las personas vivían en la Tierra bajo la supervisión de Hwanung (un dios). Resulta que una tigresa y una osa rezaban cada día a Hwanung para convertirse en personas. Hwanung escuchó sus plegarias y les dijo que si se metían en una cueva durante 100 días y conseguían sobrevivir solamente a base de 20 dientes de ajo y hierbas les concedería el deseo. Pues bien, la tigresa no aguantó y desistió pronto pero la osa aguantó y, a los pocos días, se convirtió en una mujer. Esta mujer, Ungnyeo, empezó a sentirse sola pasado un tiempo... y empezó a rezar a Hwanung para que le diera un niño. Y bien, Hwanung otra vez concedió el deseo a la ex-osa y él mismo fue el padre del hijo, al que pusieron Dangun, y al que se considera el fundador de Gojoseon.

PD 1: Se supone que Dangun nació a los pies de la montaña Baektusan, la más alta de la Península, ahora en teritorio de Corea del Norte. Aunque realmente nació en Siberia, ya os podéis imaginar dónde se supone que nació Kim Il Sung, el ya fallecido "Querido Líder", dictador de Corea del Norte y padre del actual dictador, Kim Yong Il...
PD 2: Pone Hwanung, no Juanan (que te veo venir).

miércoles, 14 de febrero de 2007

Metro

Al ser el tráfico verdaderamente desesperante, el metro es la forma más rápida de desplazarse por Seúl. El sistema de metro consta de ocho líneas y casi todas ellas cruzan el río Han en algún punto, quedando bien comunicadas así las dos partes de la ciudad.

Cada estación tiene varias salidas (más de 10, normalmente), y ello obedece a que bajo tierra existe una auténtica ciudad. Por ello, al quedar con alguien, siempre se ha de especificar en qué número de salida se queda. En la mayor parte de estaciones importantes, hay supermercados (de hecho, para ir al súper, yo voy al de la estación de al lado de casa) así como lavabos públicos, numerosas tiendas, agencias de viaje,… vamos, auténticos grandes almacenes. En general las instalaciones están bastante limpias, sin que haya visto aun pintadas en las paredes (tampoco las he visto en la calle… si bien la gran cantidad de carteles y anuncios que ponen en las fachadas dejan poco espacio…).

El sistema de pago exige, como en Londres, hacer check in y check out. Que se tenía que introducir el billete también a la salida lo averigüé al cerrárseme las puertas de golpe el primer día. Aun no he visto a nadie que se cuele. Aparte del billete general, existe la posibilidad de comprar la T-Card, que es recargable en numerosos establecimientos, además de en las taquillas del metro, y que sólo ha de pasarse por encima de un sensor para que te descuente el importe (rebajado) del billete. Es frecuente ver a personas que pasan la cartera por encima del sensor e, incluso, estudiantes que se giran, poniendo la mochila encima de aquél, para que las puertas se abran. Un buen invento; vamos, que podrían ponerlo, por decir algo, en el nuevo metro que están construyendo en Mallorca…

En cuanto a los trenes, uno se puede encontrar desde algunos vagones que piden a gritos la jubilación a otros que son novísimos y tienen varios monitores en el techo. Dentro de los vagones suele haber bastante silencio, a pesar de que, en horas punta, la aglomeración de gente es considerable (si bien aquí no he visto imágenes de congestión como las que nos llegan de Japón). Existe la costumbre de dejar los periódicos que uno ha leído en el portamaletas superior para que los demás viajeros puedan leerlo también. Los jóvenes, como en Barcelona, van frecuentemente equipados con un Ipod o juegan con el móvil (existe cobertura en todas las líneas). Resulta curioso ver a bastante gente que lleva máscaras (algunos incluso llevan guantes) para protegerse, supongo, de los gérmenes -eso sí, he visto a más de uno paseando por la calle con la mascarilla bajada y fumándose un cigarro (si pillo a alguno, le echo una foto)-. Siguiendo en la línea de civismo generalizado, los jóvenes ceden sus asientos a las personas de avanzada edad, embarazadas,… estén sentados en la zona reservada para aquéllos o en un asiento común. Incluso, he visto a niños y jóvenes cediendo su asiento a personas mayores que ellos pero que no encajaban en ninguna de las categorías anteriores (ancianidad, invalidez,…). Siendo esto algo a priori positivo, a mi padre no le hizo tanta gracia…
Por cierto, ahí va un anuncio del metro, con un héroe nacional como protagonista.

Hablando de mi padre, parte mañana a mediodía hacia Barcelona. Nunca sabrá suficientemente lo que le agradezco el que me haya acompañado; ha hecho que cuestiones que hubiera tardado una semana en resolver se solucionaran en pocos días; me ha hecho de intérprete en instituciones y restaurantes; y, además, lo hemos pasado genial. Le voy a echar de menos. Pero bueno, no me van a dejar mucho tiempo para la nostalgia ya que el fin de semana estaré en el sur de Corea (salgo mañana viernes de madrugada hacia Busan –en avión-) y volveré el lunes por la noche (el lunes también es festivo, al ser el día de año nuevo). He de aprovechar, que a partir del martes la única luz que veré durante muchos días será la de la biblioteca. Así pues, cuidaros mucho, feliz año y ¡hasta el martes!

martes, 13 de febrero de 2007

Namdaemun

Un amigo me dijo que para conocer la cultura de otro país hay que visitar sus mercados y sus cementerios (siendo este amigo ya octogenario, yo añadiría que también el metro -al que dedicaré un post más adelante-). Pues bien, hace un par de días visité el mercado de Namdaemun... y es una maravilla. De hecho, no es un mercado tal y como lo conocemos en España sino que se trata de todo un barrio de calles estrechas repletas de tiendas (incluso hay "tiendas" en medio de la calle para aprovechar aun más el espacio) en el que hay de todo, desde puestos de comida, a stands de ropa, pasando por tenderetes donde venden ginseng y toda clase de alimentos,... en fin, que su visita supone un desafío a todos los sentidos.Por cierto, su nombre, mercado de Namdaemun, proviene de la cercana Namdaemun, o Puerta Sur, una de las antiguas cuatro puertas de acceso a la ciudad amurallada de Hanyang, antiguo nombre de Seúl. Ahí va una foto del monumento que, dentro del inventario de tesoros nacionales del pueblo coreano realizado hace varias décadas, tiene el privilegio de ser el número 1.

lunes, 12 de febrero de 2007

Felicidades, cerdos




Seúl está invadido de cerdos. Cerdos de oro en las joyerías, en los kioskos venden cerdos-hucha, en los estancos mecheros porcinos, en la calle hay carteles con cochinos con flores, en el Museo Nacional de Folklore, una exposición temporal acerca del cerdo en el arte coreano,... y todo eso ¿por qué? El próximo 18 (domingo) es el día de año nuevo lunar, fiesta nacional, y en el que comienza el año del cerdo, según el horóscopo chino. Salimos del año del dragón y entramos en el del cerdo por lo que, todos aquellos nacidos, por ejemplo, en 1971 o 2007, van a tener suerte este año. Por tanto, a todos los cerdos que conozco, ¡felicidades!

PD: Me voy el fin de semana a Busan, segunda ciudad de Corea, a celebrar el año nuevo... ya os contaré que tal.




Berlin is in Korea...

... i Catalunya també!!!
Como veis, uno de los gorros tradicionales coreanos es clavaico a la barretina... Anoche me llevaron a cenar a un restaurante con espectáculo folklórico coreano, una especie de tablao pero sin flamenco y con bailes con abanicos, canciones tradicionales (como arirang) y el antiguo arte de recitar cuentos a ritmo de tambor que sonrojaría a más de un cantante de hip-hop actual. Tenía miedo de que fuera el típico sitio para guiris pero la comida estaba buena y, de hecho, se podía contar con los dedos de las manos las personas que en ese gran local no eran de nacionalidad coreana. Así pues, fue una velada interesante.

sábado, 10 de febrero de 2007

Una vuelta por el centro

El primer sábado en Corea ha sido muy divertido, la verdad. Tras muchos días de trámites varios y ajetreo familiar, me he tomado un día libre para dar una vuelta con mi padre por el centro de la ciudad. Y ha sido muy interesante ir con él ya que hemos visitado el barrio en el que creció. Hemos ido a la zona de Myeongdong, cuyo nombre se debe a la calle alrededor de la cual se empezó a desarrollar, y que es una zona comercial muy importante y con un bullicio tremendo. Los edificios del barrio son bajos, lo cual contrasta con la altura de los edificios de la principal zona financiera de Seúl, colindante con Myeongdong. Resulta que el ayuntamiento no puede expropiar los edificios (aunque algunos estén pidiendo el derribo a gritos), así que conviven los edificios "hi-tec" con otros menos glamourosos. Os paso un par de fotos: la primera corresponde a la calle Myeongdong; la segunda, a la zona financiera.

Si echáis un vistazo a la segunda foto, veréis que hay un río detrás mío, el Cheonggyecheon. Este riachuelo fue cubierto hace varias décadas y convertido en cloaca supongo que por el Porcioles de turno de Seúl. Sin embargo, a partir del 2002 se levantó de nuevo la zona y se ha recuperado el riachuelo. He leído que hay murales y exposiciones a lo largo de él. Queda pendiente pues un paseo a lo largo de su orilla.

Posteriormente, hemos ido a los almacenes Lotte, que vienen a ser "El Corte Inglés" de Corea. El dueño de estos almacenes empezó con una fábrica de chicles... y ahora es una de las mayores fortunas del país. Muy lujosos, se me ha hecho muy extraño tener a todos los dependientes a ambos lados del pasillo saludándome y diciéndome que fuera a ver sus productos.
Nos ha dado tiempo de visitar, después de comer so bul galbi (costillas de ternera adobadas), el palacio de Deoksugung, uno de los cinco palacios oficiales de la dinastía Jeoson (s.XIV-s.XX), y que fue utilizado principalmente para celebración de ceremonias (no era la residencia oficial de los reyes). Ha valido la pena y, además, hemos podido ver el cambio de guardia. Así pues, hoy sí ha sido el primer día de turismo. Me queda mañana, que dedicaré a ordenar las cosas para el lunes, primer día 100% de trabajo, que ya toca.

PD1: Hoy me enterado que otro de los peces que comí el otro día era fugu... prefiero no seguir preguntando...
PD2: A pesar de todo, me encanta todo lo que estoy probando:-)

viernes, 9 de febrero de 2007

Online!

Esta mañana han llamado para que me pusieran una línea ADSL. Esta tarde, ya la tenía. Como en España, vamos! Así pues, ya estoy conectado:-) Me voy a dormir ya (he ido a cenar una especie de sukkiyakki coreano con unos primos), que por aquí ya es tarde (00:30). Hasta mañana!

jueves, 8 de febrero de 2007

Toma de contacto

Hooola de nuevo. Siento haber tardado en escribiros pero, en contra de mis expectativas, no tengo acceso a Internet en casa al no disponer de conexión y no tener ningún vecino conectado por vía wi-fi lo suficientemente cerca como para tomar prestado un poquito de su ancho de banda… de hecho, os estoy escribiendo desde encima del fregadero de la cocina, único punto desde que puedo acceder a una red wi-fi. Ok, es cutre, pero hasta que no instalen en casa la red o vaya a la uni (el lunes), es una solución de emergencia. Dicen que los blogs se mueren si no se actualizan frecuentemente; intentaré que no vuelva a pasar.

Independientemente de lo anterior, el ritmo frenético de estos primeros días en Seúl (trámites administrativos, reencuentros familiares) y el jet lag tampoco han remado a favor de que os pueda explicar antes lo que a continuación expongo. Nota previa para navegantes: el texto que viene intuyo que va a ser algo larguillo…

El vuelo desde Frankfurt fue muy tranquilo. Pusieron dos películas bastante (muy) malas: Bailamos (un rapero rebelde y una buenorra pija bailan juntos y les eligen para una escuela de baile tras varias discusiones entre ellos y se acaban liando –la peli no da para más-) y Un Buen Día… que me niego a ver por no empañar la memoria de Máximo Décimo Meridio. Apenas pude dormir durante las diez horas de vuelo (si vais a volar en un Airbus 340-600 en clase turista, los asientos a reservar son los de la fila 20, que permiten estirar las patas en el buen sentido de la expresión) así que llegué bastante cansado a un aeropuerto de Incheon (a 50 kilómetros de Seúl y construido en una isla, comunicándose por tierra mediante un puente enorme sobre el mar) que nos recibió con buen tiempo y una temperatura de unos 8 grados. He estado preguntando por aquí y me han dicho que hace semanas que no hace el frío polar al que hacía mención en un post anterior; espero que a la vuelta no tenga que pagar tasas por exceso de equipaje (la maleta a la ida ya pesaba 25 kilos… aunque bueno, siempre puedo dejarme vuestros regalos:-p), al ir cargado de bufandas, guantes, jerseys…

En fin, que llegamos a casa, dejamos las cosas, y fuimos inmediatamente a comer. Por la tarde, deshice la maleta (tengo una habitación preciosa) y, casi sin descanso, fuimos a cenar. Hice un esfuerzo durante todo el día por no dormirme… y ha ido bien porque la primera noche dormí como un tronco y el jet lag ayer ya era casi historia. Conclusión: los jugadores del Barça son unos vagos y ya están buscando excusas increíbles a su desidia y vida desordenada (jeje, espero més d’un comentari en aquest punt…:-p!).

El día de ayer sí fue muy productivo. Seúl se levantó (como hoy) cubierto de una espesa niebla. Luego me han aclarado que es posible que también fuera una nube de polvo que viene de China. Igualmente, el nivel de contaminación aquí es elevado ya que el tráfico es insufrible y, paradójicamente, los coreanos parecen tener una competición tácita por tener el coche más grande. Ah, y además, la súper 98 está a 1600 wons, esto es, aproximadamente 1,5 euros el litro. Así pues, ayer empecé el día yendo a un banco para abrir una cuenta corriente (si alguien quiere el número para pasar transferencias, sólo tiene que pedirlo:-p) y hacerme una tarjeta de crédito. Me era imprescindible realizar este trámite ya que la Fundación Corea (la que me ha dado la beca y que he visitado esta tarde) sólo paga en wons (1200 wons=1 euro, aprox). Posteriormente fui a registrarme a la oficina de inmigración de la ciudad, trámite administrativo previo para los que residamos en Seúl durante más de 90 días. A continuación, fui a conocer y comer con el Dr.Cho, antiguo embajador de Corea en España (y doctor en filología hispánica) que me ha ayudado muchísimo durante todo este tiempo consiguiéndome bases de datos imprescindibles para mi tesis. A su vez, hablamos sobre un proyecto de construcción de un hospital en Haití en el plazo de dos años.


En cuanto al idioma… buf, las comidas se me hacen a veces duras ya que me cuesta horrores seguir las conversaciones y la tentación de desconectar de ellas es fuerte. A su vez, el hecho de que algunos familiares se me dirijan en francés, español o inglés, me descentran un poco… pero apenas llevo un par de días y esto irá a mejor seguro. De veras es una suerte contar estos primeros días con la traducción de mi padre y la ayuda de mi prima.

En el plano gastronómico, estoy empezando a buscar gimnasio. Tras la salchicha de Frankfurt, vino bibimbap en el avión. Bibimbap es un plato de arroz con verduras, picante, aceite de sésamo y carne por encima. De hecho, el concepto no es muy distinto del de la pizza, paella, tacos mexicanos o cuscus (creo que todos los países del mundo deben de tener un plato, probablemente originario de épocas de penuria económica, en el que se trata de combinar el alimento básico, en este caso, arroz, con algunos ingredientes extra). No estaba muy allá, la verdad.

La comida del día 7 no tuvo mayor historia: fuimos a un italiano ya que era lo único que encontramos abierto a las 15hs. Aquí la gente madruga bastante, come sobre las 12-13hs, y cena a partir de las 19hs. Pero la comida de la noche fue inolvidable. Fuimos con familiares a un restaurante japonés a comer sashimi (pescado crudo). Acompañado por un vino de madroño y sentados en el suelo, nos fueron sirviendo plato detrás de plato (como mínimo unos 10, con unas 15 variedades o más de pescado). Probé algunos de los pescados (todo crudo) más sabrosos que he probado, y también algunas cosas que jamás pensé que comería (ostras, almejas,… y no sigo porque con lo anterior ya sé que más de un malpensado estará corriendo a poner algún comentario). Se me ocurrió preguntar qué eran un par de cosas que acababa de ingerir; “estómago de un pez” y “huevas de cangrejo”. De ahí en adelante seguí comiendo sin preguntar… La verdad, a partir de esa cena, ya me da igual lo que coma de aquí a mayo. Un consejo: si vais a un sitio similar (o bien a visitar el hogar de algún coreano), no os abrochéis fuerte los zapatos porque os los harán quitar y, al volver a ponéroslos, con los pies dormidos tras estar sentados mucho rato, el show está garantizado (me lo ha dicho un amigo de un amigo:-p).

Ayer me he hinché de comida típica coreana. Kimchi (col fermentada picante), bulgogui (carne a la brasa), doenjang kuk (sopa de soja), mandu (empanadillas),… tanto en el almuerzo como en la cena. Para los que no estéis familiarizados con ella, ya haré un post un día de estos en los que me haya pasado el día entero dándole a la tesis, en el que os explicar los platos principales y costumbres en la mesa. Supongo que aprenderé bastante al respecto ya que todas las noches vamos a cenar fuera de casa.

Como veis, todavía no he colgado fotos de Seúl. Este fin de semana espero poder dedicar algo de tiempo a dar una vuelta por el centro y colgaré las primeras imágenes. De momento, mi primera imagen es la de una megápolis con edificios enormes, de una extensión enorme, con calles de seis y siete carriles,… en fin, lo que mi hermana diría “no es una ciudad a escala humana” o, tal y como lo definiría mi manager futbolístico “esto no es Bambi”.

Hoy he ido a la Hankuk University of Foreign Studies, a presentarme y conocer el sitio. Tan sólo he podido hacer lo segundo ya que están de vacaciones hasta el 2 de marzo pero, al menos, he podido contactar con un catedrático con el que he quedado a comer el lunes. Así pues, desde el lunes espero tener ya un despacho donde instalarme. Con ello, daría por concluida la “fase I” de adaptación. Al no tener aun despacho, he ido con mi padre a dar una vuelta por el barrio de Itaewon (ver foto más abajo), en el que todavía está la base militar de EEUU y conocido por sus tiendas de ropa e imitaciones. En los últimos años han incrementado el control de las falsificaciones por lo que para poder encontrar alguien que nos enseñara relojes o bolsos falsificados nos hemos tenido que meter en un sótano en una callejuela. Bastante siniestro el tema, la verdad, pero el regateo ha sido muy divertido. Y bueno, os voy dejando, que en un ratillo he quedado con otro de mis tíos y, tras días sin Internet, tengo un montón pendientes por contestar (mil gracias!:-)). Con un poco de suerte, mañana también os escribo. Mientras tanto, cuidaros mucho.

PD: Prometo que, en lo venidero, los posts serán más breves.

martes, 6 de febrero de 2007

Frankfurt am Main

Buenas a todos. Una rápida, que en 10 minutos embarco. El vuelo a Frankfurt ha sido tranquilo y puntual. Para no empezar con tonterías, hemos comido (mi padre va conmigo) un par de frankfurts, kartoffelnsalat, dos birrillas de trigo (jeje, envidia!) y un par de bretzels. La verdad es que lo hemos pillado con ganas después de la pateada que nos hemos pegado (me he equivocado de puerta de embarque -he leido la del vuelo de Barcelona a Frankfurt en lugar de la de Frankfurt a Barcelona, con tan mala suerte que aquí también hay una terminal A y una puerta 41 (nos tocaba la B23...:-s)-). ¿El aeropuerto? Limpio, largo (con un túnel blanco de más de 500 ms en el que las luces van cambiando de color:-s), con servicio de masajes a 1euro el minutos, papeleras de recogida selectiva de residuos y, como no, un bar llamado Goethe-bar. Por cierto, delante de éste, hay un peazo poster de la Kidman... me he quedado mirándolo y por los pelos me atropella una bici (los seguratas van en bici por este aeropuerto tan largo)... jeje, como Lorelai... Pues eso, que ya me llaman por los altavoces. En unas horillas, ya en Seúl.

lunes, 5 de febrero de 2007

Unas cuantas respuestas sin pregunta

Basándome en las diversas conversaciones que he tenido con vosotros a lo largo de estas últimas semanas, este post vendría a ser el FAQ de mi blog.
* ¡Del Sur!
* Del 6 de febrero al 9 de mayo.
* En Seúl.
* Desde 1992,... buf, tenía 13 años y ahora seguro que lo veré todo con otros ojos.
* Sí, unos doce millones de habitantes (una cuarta parte de la población).
* En casa de mi tía, la hermana mayor de mi padre. Intentaré animarla todo lo que pueda, ahora que va siendo mayor y falleció hace relativamente poco su marido.
* Podría haberme ido más cerca, pero no hubiera resultado tan útil. Iré a la Hankuk University of Foreign Studies, a avanzar con mi tesis y conseguir unas cuantas bases de datos. A su vez, es conditio sine qua non que haya estado desvinculado de mi universidad varios meses si quiero seguir con la carrera académica... así pues, con esta estancia, mato dos pájaros de un tiro.
* En el trabajo, en inglés. En casa y con mi familia, en coreano. Casi todos mis familiares hablan también francés, inglés o castellano... pero les he pedido que me hablen sólo en coreano.
* Lo suficiente para no perderme por la ciudad y poder establecer una conversación básica... pero lo suficientemente poco como para perderme al leer un texto largo, al mantener charlas algo más complejas, o seguir un programa de televisión.
* Hace un frío terrible. El sábado, el termómetro marcó -15º por la noche en Seúl... A esa temperatura, no se mueve ni el mono del chiste...
* Sí y no. Por un lado, me hace mucha ilusión conocer el país, ver a mi familia, tener varios meses en los que poder dedicarme exclusivamente a la tesis,... pero por el otro, está la morriña de estar lejos de mi niña, de casa, y, vamos, de todos vosotros. Sin embargo, tres meses no son tanto tiempo, se trata de una ocasión única y, a la vuelta, me esperan un montón de proyectos ilusoionantes. Van a pasar volando...

Grandes esperanzas

Así pues, ha llegado el momento. Mi maleta yace en mi habitación abierta en canal y con las tripas esparcidas por mi cama. Mañana a las 13hs tomo el vuelo a Frankfurt, donde a las 17:55 embarcaré rumbo al aeropuerto de Incheon, a unos 30 kms de Seúl. Aterrizaré el miércoles 10 a las 12hs. Por tanto, un día entero de vuelo, escalas, esquizofrenia lingüística y de horarios, películas de estreno, azafatas (no recuerdo a las de Lufthansa... pero lo tienen difícil para competir con las de Air France y fácil con las de Iberia...),... ya os contaré qué tal va.
Sin embargo, la idea de este post inicial es explicaros qué espero de esta estancia en Corea, mis esperanzas y mis (espero que infundados) temores.
1) Espero avanzar con mi tesis lo máximo que pueda. Ok, sé que no es un objetivo especialmente entretenido de explicar y es, de hecho, la cuestión a la que menos tiempo dedicaré en las líneas venideras... No obstante, será la actividad a la que dedicaré la mayor parte de mi tiempo durante estos tres meses.
2) También deseo visitar a familiares a los que no veo desde hace hace mucho mucho tiempo al vivir éstos en una galaxia muy lejana. Espero a su vez (ilusamente, supongo) que no me cojan de los mofletes y me digan que cuánto he crecido...
3) Saldar deudas con una parte de mi mismo que me pide conocer más a fondo la cultura y el país del que proviene mi padre. Por ello, intentaré aprovechar al máximo los fines de semana para realizar viajes cortos. Así, por lo pronto, en la agenda tengo uno a Busan (la segunda ciudad de Corea), otro a la montaña Gumgangsan (en Corea del Norte) y, si veo que a finales de la estancia voy bien de tiempo, a Tokyo.
4) Mejorar mi nivel de coreano. Supongo que las primeras semanas se me escaparan muchas cosas (especialmente los chistes a mi costa...) pero confío en que, a la vuelta, sea capaz de mantener conversaciones fluidas.
Esas son mis grandes esperanzas. Si se cumplen o no... la respuesta, en 92 días.