jueves, 8 de febrero de 2007

Toma de contacto

Hooola de nuevo. Siento haber tardado en escribiros pero, en contra de mis expectativas, no tengo acceso a Internet en casa al no disponer de conexión y no tener ningún vecino conectado por vía wi-fi lo suficientemente cerca como para tomar prestado un poquito de su ancho de banda… de hecho, os estoy escribiendo desde encima del fregadero de la cocina, único punto desde que puedo acceder a una red wi-fi. Ok, es cutre, pero hasta que no instalen en casa la red o vaya a la uni (el lunes), es una solución de emergencia. Dicen que los blogs se mueren si no se actualizan frecuentemente; intentaré que no vuelva a pasar.

Independientemente de lo anterior, el ritmo frenético de estos primeros días en Seúl (trámites administrativos, reencuentros familiares) y el jet lag tampoco han remado a favor de que os pueda explicar antes lo que a continuación expongo. Nota previa para navegantes: el texto que viene intuyo que va a ser algo larguillo…

El vuelo desde Frankfurt fue muy tranquilo. Pusieron dos películas bastante (muy) malas: Bailamos (un rapero rebelde y una buenorra pija bailan juntos y les eligen para una escuela de baile tras varias discusiones entre ellos y se acaban liando –la peli no da para más-) y Un Buen Día… que me niego a ver por no empañar la memoria de Máximo Décimo Meridio. Apenas pude dormir durante las diez horas de vuelo (si vais a volar en un Airbus 340-600 en clase turista, los asientos a reservar son los de la fila 20, que permiten estirar las patas en el buen sentido de la expresión) así que llegué bastante cansado a un aeropuerto de Incheon (a 50 kilómetros de Seúl y construido en una isla, comunicándose por tierra mediante un puente enorme sobre el mar) que nos recibió con buen tiempo y una temperatura de unos 8 grados. He estado preguntando por aquí y me han dicho que hace semanas que no hace el frío polar al que hacía mención en un post anterior; espero que a la vuelta no tenga que pagar tasas por exceso de equipaje (la maleta a la ida ya pesaba 25 kilos… aunque bueno, siempre puedo dejarme vuestros regalos:-p), al ir cargado de bufandas, guantes, jerseys…

En fin, que llegamos a casa, dejamos las cosas, y fuimos inmediatamente a comer. Por la tarde, deshice la maleta (tengo una habitación preciosa) y, casi sin descanso, fuimos a cenar. Hice un esfuerzo durante todo el día por no dormirme… y ha ido bien porque la primera noche dormí como un tronco y el jet lag ayer ya era casi historia. Conclusión: los jugadores del Barça son unos vagos y ya están buscando excusas increíbles a su desidia y vida desordenada (jeje, espero més d’un comentari en aquest punt…:-p!).

El día de ayer sí fue muy productivo. Seúl se levantó (como hoy) cubierto de una espesa niebla. Luego me han aclarado que es posible que también fuera una nube de polvo que viene de China. Igualmente, el nivel de contaminación aquí es elevado ya que el tráfico es insufrible y, paradójicamente, los coreanos parecen tener una competición tácita por tener el coche más grande. Ah, y además, la súper 98 está a 1600 wons, esto es, aproximadamente 1,5 euros el litro. Así pues, ayer empecé el día yendo a un banco para abrir una cuenta corriente (si alguien quiere el número para pasar transferencias, sólo tiene que pedirlo:-p) y hacerme una tarjeta de crédito. Me era imprescindible realizar este trámite ya que la Fundación Corea (la que me ha dado la beca y que he visitado esta tarde) sólo paga en wons (1200 wons=1 euro, aprox). Posteriormente fui a registrarme a la oficina de inmigración de la ciudad, trámite administrativo previo para los que residamos en Seúl durante más de 90 días. A continuación, fui a conocer y comer con el Dr.Cho, antiguo embajador de Corea en España (y doctor en filología hispánica) que me ha ayudado muchísimo durante todo este tiempo consiguiéndome bases de datos imprescindibles para mi tesis. A su vez, hablamos sobre un proyecto de construcción de un hospital en Haití en el plazo de dos años.


En cuanto al idioma… buf, las comidas se me hacen a veces duras ya que me cuesta horrores seguir las conversaciones y la tentación de desconectar de ellas es fuerte. A su vez, el hecho de que algunos familiares se me dirijan en francés, español o inglés, me descentran un poco… pero apenas llevo un par de días y esto irá a mejor seguro. De veras es una suerte contar estos primeros días con la traducción de mi padre y la ayuda de mi prima.

En el plano gastronómico, estoy empezando a buscar gimnasio. Tras la salchicha de Frankfurt, vino bibimbap en el avión. Bibimbap es un plato de arroz con verduras, picante, aceite de sésamo y carne por encima. De hecho, el concepto no es muy distinto del de la pizza, paella, tacos mexicanos o cuscus (creo que todos los países del mundo deben de tener un plato, probablemente originario de épocas de penuria económica, en el que se trata de combinar el alimento básico, en este caso, arroz, con algunos ingredientes extra). No estaba muy allá, la verdad.

La comida del día 7 no tuvo mayor historia: fuimos a un italiano ya que era lo único que encontramos abierto a las 15hs. Aquí la gente madruga bastante, come sobre las 12-13hs, y cena a partir de las 19hs. Pero la comida de la noche fue inolvidable. Fuimos con familiares a un restaurante japonés a comer sashimi (pescado crudo). Acompañado por un vino de madroño y sentados en el suelo, nos fueron sirviendo plato detrás de plato (como mínimo unos 10, con unas 15 variedades o más de pescado). Probé algunos de los pescados (todo crudo) más sabrosos que he probado, y también algunas cosas que jamás pensé que comería (ostras, almejas,… y no sigo porque con lo anterior ya sé que más de un malpensado estará corriendo a poner algún comentario). Se me ocurrió preguntar qué eran un par de cosas que acababa de ingerir; “estómago de un pez” y “huevas de cangrejo”. De ahí en adelante seguí comiendo sin preguntar… La verdad, a partir de esa cena, ya me da igual lo que coma de aquí a mayo. Un consejo: si vais a un sitio similar (o bien a visitar el hogar de algún coreano), no os abrochéis fuerte los zapatos porque os los harán quitar y, al volver a ponéroslos, con los pies dormidos tras estar sentados mucho rato, el show está garantizado (me lo ha dicho un amigo de un amigo:-p).

Ayer me he hinché de comida típica coreana. Kimchi (col fermentada picante), bulgogui (carne a la brasa), doenjang kuk (sopa de soja), mandu (empanadillas),… tanto en el almuerzo como en la cena. Para los que no estéis familiarizados con ella, ya haré un post un día de estos en los que me haya pasado el día entero dándole a la tesis, en el que os explicar los platos principales y costumbres en la mesa. Supongo que aprenderé bastante al respecto ya que todas las noches vamos a cenar fuera de casa.

Como veis, todavía no he colgado fotos de Seúl. Este fin de semana espero poder dedicar algo de tiempo a dar una vuelta por el centro y colgaré las primeras imágenes. De momento, mi primera imagen es la de una megápolis con edificios enormes, de una extensión enorme, con calles de seis y siete carriles,… en fin, lo que mi hermana diría “no es una ciudad a escala humana” o, tal y como lo definiría mi manager futbolístico “esto no es Bambi”.

Hoy he ido a la Hankuk University of Foreign Studies, a presentarme y conocer el sitio. Tan sólo he podido hacer lo segundo ya que están de vacaciones hasta el 2 de marzo pero, al menos, he podido contactar con un catedrático con el que he quedado a comer el lunes. Así pues, desde el lunes espero tener ya un despacho donde instalarme. Con ello, daría por concluida la “fase I” de adaptación. Al no tener aun despacho, he ido con mi padre a dar una vuelta por el barrio de Itaewon (ver foto más abajo), en el que todavía está la base militar de EEUU y conocido por sus tiendas de ropa e imitaciones. En los últimos años han incrementado el control de las falsificaciones por lo que para poder encontrar alguien que nos enseñara relojes o bolsos falsificados nos hemos tenido que meter en un sótano en una callejuela. Bastante siniestro el tema, la verdad, pero el regateo ha sido muy divertido. Y bueno, os voy dejando, que en un ratillo he quedado con otro de mis tíos y, tras días sin Internet, tengo un montón pendientes por contestar (mil gracias!:-)). Con un poco de suerte, mañana también os escribo. Mientras tanto, cuidaros mucho.

PD: Prometo que, en lo venidero, los posts serán más breves.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola hermanito.
Me estás dando una envidia... recuerda que la última vez que fuimos a corea nos engordamos un montón. Lo mejor será que vayas buscando gimnasio, jeje.
Haz un esfuerzo para seguir las conversaciones o acabarás como ya, desconectada desde el principio. Si`puedes, haz fotillos de todo, incluidos los platos de comida que pintan mu bien.
Por cierto, lo de Itaewon, imagino que uno de esos relojes fantásticos de imitación será para mi, no?? ;P
Un beso muy fuerte, te echamos de menos, aunque en tu cama de látex se duerme de p.m. (es brumilla)
CUÍDATE Y A PASARLO BIEN!!!!!!!
Nata.

Anónimo dijo...

Apúntame otro peluco a mi...te echo de menos...besitos!

Anónimo dijo...

Por la mañana no desayuno,
pienso en ti y en tus banquetes japoneses de 15 platos y descalzo.

Al mediodía no comemos,
pensamos en ti y en la col fermentada.

Por la tarde no meriendo,
pienso en ti y en las huevas de cangrejo.

Por las noches no duermo...
¡¡¡TENGO HAMBRE!!!!

Huan-an

jucasel dijo...

Oyes! A mi me va más el coscorron tequilero del lugar de procedencia, pero si cae también un peluco... Eso sí, el mio de Chi - Co.

Hu - a - sel

Álvaro dijo...

buenooo! La negociación ha sido muy dura así que sacarlos a buen precio era chungo, jucasel... eso sí, cuenta con los chupitos (ya están en mi maleta;-)
Hu-a-nan ( y los demás): si alguno viene a verme, le invito al restaurante japonés. Eso sí, ahí ha de ir con mentalidad "no hay huevos" porque si no, se va sin cenar.

Anónimo dijo...

¡Hola! Disfruta y saborea todo...todo y todo, y hablando de saborear...si has comido estomago de pescado...¡¡¡¡Ya puedes comer QUESO!!!.
Muchos besillos.

Anónimo dijo...

HOLA ALVA, QUE ESO DE BAJAR A UN SOTANO, Y REGATEAR, XON QUE....JE JEJE, ESTABA OSCURO, JE JE JE..
YA VEO QUE LA CULTURA DEL REGATEO LA GAS APRENDIDO BIEN EN EL SÚÚ.

NO COMAS MUCHO QUE CUANDO VENGAS TENEMOS Q RECUPERAR LAS TAPILLAS Q NOS ESTAMOS PERDIENDO..
TINHO.

Anónimo dijo...

¡Sólo te has dejado comentar cómo eran las azafatas!