En primer lugar, una aclaración: en muchos libros veréis escrito Pusan; la diferencia se debe al cambio en la trascripción fonética de la lengua coreana acordado hace pocos años. Lo mismo sucede con muchas g y k de los nombres. Hecha la aclaración, al tajo.
Busan es la segunda ciudad de Corea, con casi cuatro millones de habitantes y Ulsan, a apenas cuarenta kilómetros (donde está la fábrica central de Hyundai Motors y de los astilleros Hyundai -lástima no haberlos podido visitar-) cuenta con otro millón más de habitantes. Busan es uno de los principales puertos del Mar del Este (como lo llaman los coreanos) o Mar de Japón (como lo llaman sus vecinos) y, como Barcelona, su expansión está seriamente limitada por la existencia de una extensa cordillera a sus espaldas. Sin embargo, la ciudad ha crecido enormemente tanto a lo largo de la costa (con un dudoso criterio urbanístico digno del peor alcalde de Benidorm) como hacia el interior, habiendo numerosos túneles y puentes que conectan las diversas partes de la ciudad. Como Barcelona, también ha ganado terrreno al mar (en este caso, conectando islas con la costa). A pesar de todo, es capaz de dejar alguna imagen bonita (la foto está chula, aunque en Mar del Este hubiera sido más adecuado un amanecer...).
En mi opinión, Busan tiene dos partes bien diferenciadas: la parte turística, en la que destaca la playa de Haeundae (una de las playas favoritas de los coreanos, además de las de la isla de Jeju) y el resto (que es la mayoría), que no es más que una sucesiva acumulación de bloques de hormigón muy parecida a la de muchos barrios de Seúl. En la foto inferior, podéis ver una imagen de la playa de Haeundae.
Durante la estancia en Busan también aprovechamos para hacer una visita turística a un templo budista de reciente construcción frente al Mar del Este. El lugar era idílico, en un emplazamiento similar geológicamente a la Costa Brava. Mientras lo visitaba, no dejaba de preguntarme qué hubieran dicho en España si la iglesia católica hubiera hecho lo propio en, pongamos, Cadaqués...
Busan es la segunda ciudad de Corea, con casi cuatro millones de habitantes y Ulsan, a apenas cuarenta kilómetros (donde está la fábrica central de Hyundai Motors y de los astilleros Hyundai -lástima no haberlos podido visitar-) cuenta con otro millón más de habitantes. Busan es uno de los principales puertos del Mar del Este (como lo llaman los coreanos) o Mar de Japón (como lo llaman sus vecinos) y, como Barcelona, su expansión está seriamente limitada por la existencia de una extensa cordillera a sus espaldas. Sin embargo, la ciudad ha crecido enormemente tanto a lo largo de la costa (con un dudoso criterio urbanístico digno del peor alcalde de Benidorm) como hacia el interior, habiendo numerosos túneles y puentes que conectan las diversas partes de la ciudad. Como Barcelona, también ha ganado terrreno al mar (en este caso, conectando islas con la costa). A pesar de todo, es capaz de dejar alguna imagen bonita (la foto está chula, aunque en Mar del Este hubiera sido más adecuado un amanecer...).
En mi opinión, Busan tiene dos partes bien diferenciadas: la parte turística, en la que destaca la playa de Haeundae (una de las playas favoritas de los coreanos, además de las de la isla de Jeju) y el resto (que es la mayoría), que no es más que una sucesiva acumulación de bloques de hormigón muy parecida a la de muchos barrios de Seúl. En la foto inferior, podéis ver una imagen de la playa de Haeundae.
Durante la estancia en Busan también aprovechamos para hacer una visita turística a un templo budista de reciente construcción frente al Mar del Este. El lugar era idílico, en un emplazamiento similar geológicamente a la Costa Brava. Mientras lo visitaba, no dejaba de preguntarme qué hubieran dicho en España si la iglesia católica hubiera hecho lo propio en, pongamos, Cadaqués...
La siguiente foto son las islas "O-ryuk" (cinco-seis) que son el símbolo de la ciudad y que deben su nombre a que, cuando sube la marea, sólo se pueden ver cinco de las seis islas (más bien, islotes).
Para terminar, otros apuntes curiosos: el tráfico es tan malo como en la capital pero la gente es más desordenada conduciendo y utiliza mucho más el claxon; los motoristas apenas usan casco; la gente habla con un extraño acento (convirtiendo, en ocasiones, la o en u); los hombres, según cuentan mis familiares, son bastante chulitos y más extrovertidos; hace más calor;... os prometo que no estoy hablando ni de Andalucía ni de Nápoles... Próxima estación pues, Gyeongju.
2 comentarios:
A ver esos hombre andaluces...a clases de fonética! jijijij. Besitos!
Hijole mano, ni paraste mano...ya veo que estás de lo más activo. Cuidate mucho y disfruta a tope, ya nos contarás que platillos te gustaron más, la verdad es que da envidia. Por cieto feliz año nuevo!!!1 Xi nian kuai le!!! como diría mis cuates chinos. Por ahí te das una vuelta por DAlian donde viví, la verdad está muy cerca.
Bueno se me cuida
un abrazo
Jordi
Publicar un comentario