miércoles, 28 de febrero de 2007
1 de marzo
martes, 27 de febrero de 2007
La habitación del pánico
A los que hayáis estado en EEUU, lo que os he comentado hasta aquí no os habrá parecido extraño… pero, sin embargo, mi problema llegó el día en que,
PD: Para vuestra tranquilidad, sabed que en los hoteles los botones están en inglés… tal y como os lo demuestra la foto del lavabo del Hotel Lotte (y no, no usé un filtro amarillo para esa foto… ¡es que no encontré el botón de la cadena!).
lunes, 26 de febrero de 2007
Seocho-dong

sábado, 24 de febrero de 2007
Post gastronómico nº1: ¿Cómo se come?
En primer lugar, los horarios de las comidas son distintos a los españoles, salvo en el desayuno. La comida se suele realizar entre las 12 y 13hs y, la cena, sobre las 18-19hs. Francamente, sigue costándome el desayunar a las 8, comer a las 12 y cenar sólo cuatro horas después.
Seguramente, el motivo de mi relativa inadaptación es que no he variado el peso que le doy a cada una de las comidas, al que le dan aquí. El desayuno está considerado en Corea como una comida muy importante y, por ello, en gran cantidad de casas se desayunan platos similares a los de la comida o cena. Aun así también hay muchas familias que desayunan café con leche y bollos. El almuerzo no es excesivamente copioso y resulta sorprendente la velocidad con la que lo comen (siempre me quedo el último –y no es que coma más cantidad que los demás-), para regresar inmediatamente al trabajo. Eso sí, a las 18hs, la mayoría de gente ya ha salido de su trabajo (aunque ojo, muchos comercios abren hasta las 21-22hs, siendo frecuente salir a comprar después de haber cenado). La cena, por su parte, también suele ser abundante (aunque da tiempo de sobras para hacer la digestión antes de ir a dormir…).
En muchos restaurantes se puede escoger comer al modo tradicional, es decir, sentados sobre un cojín en el suelo, con las piernas cruzadas, y frente a una mesa de medio metro de altura delante, o bien en mesas y sillas, tal y como hacemos en Europa. Otra vez, si vais a un restaurante y queréis comer sentados en el suelo, no os olvidéis llevar calcetines nuevos, ya que os harán dejar los zapatos en la entrada. Por cierto, al escoger restaurante, debéis tener bastante claro antes de entrar qué es lo que os apetece ya que cada uno suele estar especializado en un tipo concreto de comida coreana (aunque, obviamente, ofrecen más platos).
Una vez sentados, te traen una toallita húmeda, para lavarte las manos, y la carta, debiéndose escoger un plato por persona según la comida que se elija; en otros casos, se piden X raciones del plato Y y se pone en medio para compartir; el concepto de primer y segundo plato en Corea no existe (salvo en los restaurantes de comida extrajera, claro está). Los cubiertos, normalmente los coges tú mismo, de una cajita que suele estar sobre la mesa. Se emplean los palillos para todo menos para comer el arroz y la sopa, que se comen con la cuchara. Al estar todo muy cortadito no son necesarios el cuchillo ni el tenedor. Lo único con lo que todavía tengo problemas es con los fideos... pero bueno, tiempo al tiempo.
A continuación, colocarán en medio de la mesa numerosos pequeños platos (ban chang) conteniendo, brotes de algún vegetal (namul), alguna variedad de kimchi (verdura fermentada) y algún que otro plato adicional como pescado seco, patatas, nabo o pollo, preparados de múltiples maneras, según el sitio. Si se te acaba alguno de ellos, puedes pedir otro adicional sin coste alguno. Por cierto, en muchos restuarantes hay un timbre sobre la mesa que debes pulsar para que vengan el camarero. Seguidamente, te ponen el plato principal delante de ti, o bien en medio para compartir. A la izquierda, te colocas el bol de arroz que te traerán y, a la derecha o en medio (en el caso de que el plato principal esté en el centro de la mesa para compartir), la sopa que te traerán en el 95% de las comidas. ¡Ah! Si no has pedido nada en especial para beber, a estas alturas ya te habrán traído –también sin coste alguno- un vaso de agua mineral, o bien de algún tipo de té. Por tanto, es frecuente que sobre la mesa haya más de 8 o 9 platos a la vez y, a partir de ahí, vas picando y mezclando diversos sabores. En cuanto al postre, no suele pedirse ya que es un plato que no tiene excesiva importancia en la comida coreana. Como mucho, puedes esperar que te traigan un poco de fruta cortada (que, por cierto, esta carísima en los mercados) o bien alguna bebida dulce (de caqui, granada, arroz, canela,…).
El IVA (10%) y el coste del servicio (10%, normalmente) no van incluidos en la mayoría de ocasiones en el precio y, por cierto, no esperéis a que os traigan la cuenta, ya que no lo harán: se paga a la salida (al lado de la puerta suele haber una cajera –la misma que, cuando entras, te da la bienvenida y anuncia la llegada de “X personas”).
Un buen día
Al salir del museo, hemos ido a cenar a un restuarante tradicional coreano y, para variar, me he puesto las botas: en un momento he contado 23 platos (sin contar el bol de arroz) diferentes sobre la mesa... Otra vez, os he de escribir un post sobre la comida aquí: de mañana no pasa. ¡Nos vemos!
lunes, 19 de febrero de 2007
Gyeongju
Busan
Busan es la segunda ciudad de Corea, con casi cuatro millones de habitantes y Ulsan, a apenas cuarenta kilómetros (donde está la fábrica central de Hyundai Motors y de los astilleros Hyundai -lástima no haberlos podido visitar-) cuenta con otro millón más de habitantes. Busan es uno de los principales puertos del Mar del Este (como lo llaman los coreanos) o M
Año nuevo en Busan

Un par de pinceladas de historia
miércoles, 14 de febrero de 2007
Metro
Cada estación tiene varias salidas (más de 10, normalmente), y ello obedece a que bajo tierra existe una auténtica ciudad. Por ello, al quedar con alguien, siempre se ha de especificar en qué número de salida se queda. En la mayor parte de estaciones importantes, hay supermercados (de hecho, para ir al súper, yo voy al de la estación de al lado de casa) así como lavabos públicos, numerosas tiendas, agencias de viaje,… vamos, auténticos grandes almacenes. En general las instalaciones están bastante limpias, sin que haya visto aun pintadas en las paredes (tampoco las he visto en la calle… si bien la gran cantidad de carteles y anuncios que ponen en las fachadas dejan poco espacio…).
El sistema de pago exige, como en Londres, hacer check in y check out. Que se tenía que introducir el billete también a la salida lo averigüé al cerrárseme las puertas de golpe el primer día. Aun no he visto a nadie que se cuele. Aparte del billete general, existe la posibilidad de comprar la T-Card, que es recargable en numerosos establecimientos, además de en las taquillas del metro, y que sólo ha de pasarse por encima de un sensor para que te descuente el importe (rebajado) del billete. Es frecuente ver a personas que pasan la cartera por encima del sensor e, incluso, estudiantes que se giran, poniendo la mochila encima de aquél, para que las puertas se abran. Un buen invento; vamos, que podrían ponerlo, por decir algo, en el nuevo metro que están construyendo en Mallorca…
En cuanto a los trenes, uno se puede encontrar desde algunos vagones que piden a gritos la jubilación a otros que son novísimos y tienen varios monitores en el techo. Dentro de los vagones suele haber bastante silencio, a pesar de que, en horas punta, la aglomeración de gente es considerable (si bien aquí no he visto imágenes de congestión como las que nos llegan de Japón). Existe la costumbre de dejar los periódicos que uno ha leído en el portamaletas superior para que los demás viajeros puedan leerlo también. Los jóvenes, como en Barcelona, van frecuentemente equipados con un Ipod o juegan con el móvil (existe cobertura en todas las líneas). Resulta curioso ver a bastante gente que lleva máscaras (algunos incluso llevan guantes) para protegerse, supongo, de los gérmenes -eso sí, he visto a más de uno paseando por la calle con la mascarilla bajada y fumándose un cigarro (si pillo a alguno, le echo una foto)-. Siguiendo en la línea de civismo generalizado, los jóvenes ceden sus asientos a las personas de avanzada edad, embarazadas,… estén sentados en la zona reservada para aquéllos o en un asiento común. Incluso, he visto a niños y jóvenes cediendo su asiento a personas mayores que ellos pero que no encajaban en ninguna de las categorías anteriores (ancianidad, invalidez,…). Siendo esto algo a priori positivo, a mi padre no le hizo tanta gracia…
Por cierto, ahí va un anuncio del metro, con un héroe nacional como protagonista.
Hablando de mi padre, parte mañana a mediodía hacia Barcelona. Nunca sabrá suficientemente lo que le agradezco el que me haya acompañado; ha hecho que cuestiones que hubiera tardado una semana en resolver se solucionaran en pocos días; me ha hecho de intérprete en instituciones y restaurantes; y, además, lo hemos pasado genial. Le voy a echar de menos. Pero bueno, no me van a dejar mucho tiempo para la nostalgia ya que el fin de semana estaré en el sur de Corea (salgo mañana viernes de madrugada hacia Busan –en avión-) y volveré el lunes por la noche (el lunes también es festivo, al ser el día de año nuevo). He de aprovechar, que a partir del martes la única luz que veré durante muchos días será la de la biblioteca. Así pues, cuidaros mucho, feliz año y ¡hasta el martes!
martes, 13 de febrero de 2007
Namdaemun
lunes, 12 de febrero de 2007
Felicidades, cerdos
PD: Me voy el fin de semana a Busan, segunda ciudad de Corea, a celebrar el año nuevo... ya os contaré que tal.
Berlin is in Korea...
sábado, 10 de febrero de 2007
Una vuelta por el centro
viernes, 9 de febrero de 2007
Online!
jueves, 8 de febrero de 2007
Toma de contacto
Independientemente de lo anterior, el ritmo frenético de estos primeros días en Seúl (trámites administrativos, reencuentros familiares) y el jet lag tampoco han remado a favor de que os pueda explicar antes lo que a continuación expongo. Nota previa para navegantes: el texto que viene intuyo que va a ser algo larguillo…
El vuelo desde Frankfurt fue muy tranquilo. Pusieron dos películas bastante (muy) malas: Bailamos (un rapero rebelde y una buenorra pija bailan juntos y les eligen para una escuela de baile tras varias discusiones entre ellos y se acaban liando –la peli no da para más-) y Un Buen Día… que me niego a ver por no empañar la memoria de Máximo Décimo Meridio. Apenas pude dormir durante las diez horas de vuelo (si vais a volar en un Airbus 340-600 en clase turista, los asientos a reservar son los de la fila 20, que permiten estirar las patas en el buen sentido de la expresión) así que llegué bastante cansado a un aeropuerto de Incheon (a 50 kilómetros de Seúl y construido en una isla, comunicándose por tierra mediante un puente enorme sobre el mar) que nos recibió con buen tiempo y una temperatura de unos 8 grados. He estado preguntando por aquí y me han dicho que hace semanas que no hace el frío polar al que hacía mención en un post anterior; espero que a la vuelta no tenga que pagar tasas por exceso de equipaje (la maleta a la ida ya pesaba 25 kilos… aunque bueno, siempre puedo dejarme vuestros regalos:-p), al ir cargado de bufandas, guantes, jerseys…
En fin, que llegamos a casa, dejamos las cosas, y fuimos inmediatamente a comer. Por la tarde, deshice la maleta (tengo una habitación preciosa) y, casi sin descanso, fuimos a cenar. Hice un esfuerzo durante todo el día por no dormirme… y ha ido bien porque la primera noche dormí como un tronco y el jet lag ayer ya era casi historia. Conclusión: los jugadores del Barça son unos vagos y ya están buscando excusas increíbles a su desidia y vida desordenada (jeje, espero més d’un comentari en aquest punt…:-p!).
El día de ayer sí fue muy productivo. Seúl se levantó (como hoy) cubierto de una espesa niebla. Luego me han aclarado que es posible que también fuera una nube de polvo que viene de China. Igualmente, el nivel de contaminación aquí es elevado ya que el tráfico es insufrible y, paradójicamente, los coreanos parecen tener una competición tácita por tener el coche más grande. Ah, y además, la súper 98 está a 1600 wons, esto es, aproximadamente 1,5 euros el litro. Así pues, ayer empecé el día yendo a un banco para abrir una cuenta corriente (si alguien quiere el número para pasar transferencias, sólo tiene que pedirlo:-p) y hacerme una tarjeta de crédito. Me era imprescindible realizar este trámite ya que la Fundación Corea (la que me ha dado la beca y que he visitado esta tarde) sólo paga en wons (1200 wons=1 euro, aprox). Posteriormente fui a registrarme a la oficina de inmigración de la ciudad, trámite administrativo previo para los que residamos en Seúl durante más de 90 días. A continuación, fui a conocer y comer con el Dr.Cho, antiguo embajador de Corea en España (y doctor en filología hispánica) que me ha ayudado muchísimo durante todo este tiempo consiguiéndome bases de datos imprescindibles para mi tesis. A su vez, hablamos sobre un proyecto de construcción de un hospital en Haití en el plazo de dos años.
En cuanto al idioma… buf, las comidas se me hacen a veces duras ya que me cuesta horrores seguir las conversaciones y la tentación de desconectar de ellas es fuerte. A su vez, el hecho de que algunos familiares se me dirijan en francés, español o inglés, me descentran un poco… pero apenas llevo un par de días y esto irá a mejor seguro. De veras es una suerte contar estos primeros días con la traducción de mi padre y la ayuda de mi prima.
En el plano gastronómico, estoy empezando a buscar gimnasio. Tras la salchicha de Frankfurt, vino bibimbap en el avión. Bibimbap es un plato de arroz con verduras, picante, aceite de sésamo y carne por encima. De hecho, el concepto no es muy distinto del de la pizza, paella, tacos mexicanos o cuscus (creo que todos los países del mundo deben de tener un plato, probablemente originario de épocas de penuria económica, en el que se trata de combinar el alimento básico, en este caso, arroz, con algunos ingredientes extra). No estaba muy allá, la verdad.
La comida del día 7 no tuvo mayor historia: fuimos a un italiano ya que era lo único que encontramos abierto a las 15hs. Aquí la gente madruga bastante, come sobre las 12-13hs, y cena a partir de las 19hs. Pero la comida de la noche fue inolvidable. Fuimos con familiares a un restaurante japonés a comer sashimi (pescado crudo). Acompañado por un vino de madroño y sentados en el suelo, nos fueron sirviendo plato detrás de plato (como mínimo unos 10, con unas 15 variedades o más de pescado). Probé algunos de los pescados (todo crudo) más sabrosos que he probado, y también algunas cosas que jamás pensé que comería (ostras, almejas,… y no sigo porque con lo anterior ya sé que más de un malpensado estará corriendo a poner algún comentario). Se me ocurrió preguntar qué eran un par de cosas que acababa de ingerir; “estómago de un pez” y “huevas de cangrejo”. De ahí en adelante seguí comiendo sin preguntar… La verdad, a partir de esa cena, ya me da igual lo que coma de aquí a mayo. Un consejo: si vais a un sitio similar (o bien a visitar el hogar de algún coreano), no os abrochéis fuerte los zapatos porque os los harán quitar y, al volver a ponéroslos, con los pies dormidos tras estar sentados mucho rato, el show está garantizado (me lo ha dicho un amigo de un amigo:-p).
Ayer me he hinché de comida típica coreana. Kimchi (col fermentada picante), bulgogui (carne a la brasa), doenjang kuk (sopa de soja), mandu (empanadillas),… tanto en el almuerzo como en la cena. Para los que no estéis familiarizados con ella, ya haré un post un día de estos en los que me haya pasado el día entero dándole a la tesis, en el que os explicar los platos principales y costumbres en la mesa. Supongo que aprenderé bastante al respecto ya que todas las noches vamos a cenar fuera de casa.
Como veis, todavía no he colgado fotos de Seúl. Este fin de semana espero poder dedicar algo de tiempo a dar una vuelta por el centro y colgaré las primeras imágenes. De momento, mi primera imagen es la de una megápolis con edificios enormes, de una extensión enorme, con calles de seis y siete carriles,… en fin, lo que mi hermana diría “no es una ciudad a escala humana” o, tal y como lo definiría mi manager futbolístico “esto no es Bambi”.
Hoy he ido a la Hankuk University of Foreign Studies, a presentarme y conocer el sitio. Tan sólo he podido hacer lo segundo ya que están de vacaciones hasta el 2 de marzo pero, al menos, he podido contactar con un catedrático con el que he quedado a comer el lunes. Así pues, desde el lunes espero tener ya un despacho donde instalarme. Con ello, daría por concluida la “fase I” de adaptación. Al no tener aun despacho, he ido con mi padre a dar una vuelta por el barrio de Itaewon (ver foto más abajo), en el que todavía está la base militar de EEUU y conocido por sus tiendas de ropa e imitaciones. En los últimos años han incrementado el control de las falsificaciones por lo que para poder encontrar alguien que nos enseñara relojes o bolsos falsificados nos hemos tenido que meter en un sótano en una callejuela. Bastante siniestro el tema, la verdad, pero el regateo ha sido muy divertido. Y bueno, os voy dejando, que en un ratillo he quedado con otro de mis tíos y, tras días sin Internet, tengo un montón pendientes por contestar (mil gracias!:-)). Con un poco de suerte, mañana también os escribo. Mientras tanto, cuidaros mucho.
PD: Prometo que, en lo venidero, los posts serán más breves.