lunes, 26 de marzo de 2007

Losing my religion

La religiones originales de Corea eran el chamanismo y el confucionismo. Sin embargo, el contacto con China hizo que entrara el budismo, primero en el reino de Goguryeo, posteriormente en Baekje y, finalmente, también en Shilla. Actualmente, más o menos la mitad de la población sigue alguna religión, siendo aprox. un 25% cristiana y, el otro 25%, budista. Entre los cristianos, la mayoría son protestantes, en alguna de sus múltiples variedades (metodistas, presbiterianos, anglicanos,...), aunque también hay alguna iglesia católica, como la Catedral de MyeongDong, de 1884 (foto de la izquierda; estaban remodelándola, sorry...). Los primeros católicos llegaron a Corea a finales del siglo XVII y, los protestantes, del XIX.
Resulta curioso -más bien agobiante- estar en el metro y que se te acerque una señora o señor (no, no están buenísimos, ni son americanos, ni pone "Elder Paul" o "Elder Michael" en sus solapas) a preguntarte si eres cristiano; más vale que le digas que sí, porque si no empieza a soltarte un rollo del estilo Testigos de Jehová. En la calle, en pleno MyeongDong (algo así como Portal de l'Angel) hoy he visto a dos tipos por separado con micros y explicando a la gente que,si no creían, irían al infierno. Hasta aquí, la parte "cómica".

Sin embargo, en la parte positiva, he podido ver en primera persona -he ido a iglesias presbiterianas, metodistas y católicas- que aquí la gente tiene un sentido de pertenencia a la comunidad -especialmente en las protestantes-, a "su" iglesia, muy fuerte. Así, muchos asisten a las clases de catequesis que imparten entre semana; las iglesias a las que he ido tenían coros con al menos 100 personas y orquestas con más de 25 instrumentos a la vez (ensayan semanalmente varias veces y suenan muy bien la verdad -sorprendente, por cierto, la cantidad de gente que ha estudiado canto o sabe tocar algún instrumento musical (algo que ya se intuía en el concurso anual Francesc Viñas)-); servicio de traducción simultánea; servicio de aparcacoches -imprescindible en Seúl-; autobuses para transportar a personas que vienen de otras zonas de la ciudad; clases de coreano para los inmigrantes; servicio de peluquería para los necesitados; servicio de guardería; se reúnen todos a comer al acabar la misa... en definitiva, están muy comprometidos con sus respectivas iglesias (todos los trabajos anteriores son voluntarios) y recuperan un poco el significado original de iglesia como comunidad. La iglesia metodista tenía, incluso, canal de televisión. En definitiva, no sé si tendrá mucho que ver, pero creo que quizás sea uno de los efectos positivos de que el Estado no financie a la iglesia: la gente se pone las pilas. En la foto inferior, iglesia anglicana junto al palacio de Doksugung.
Arquitectónicamente hablando, las iglesias católicas han intentado imitar el estilo europeo mientras que, las protestantes -especialmente las grandes- han optado por optimizar su espacio y algunas se asemejan en estructura a grandes teatros con varios pisos (con capacidad, algunas, para 3000 personas -y se llenan-). La verdad es que me sorprendió la cantidad de gente que va a las iglesias; aquí, quien cree, practica (y paga -pone su nombre en el diezmo y su nombre aparece en el boletín semanal-). Y quien no, dice directamente que no cree y ya está En este sentido, no son hipócritas.

En cuanto a los templos budistas, fui a ellos en días bastante señalados (Año Nuevo, especialmente) y la gente acudía a los templos en un plan más lúdico. Es cierto que algunos llevaban las esteras para rezar frente a las imágenes de los diversos budas que había pero, hechos estos breves rezos, se levantaban y punto. Y hala, con la familia a comprar chucherías, tirar monedas a la fuente intentando acertar a la figura de Buda (da suerte, se supone),... En fin, en el fondo no se trata más que de diversas maneras de vivir un sentimiento común.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya solo quedan......42 días en Corea!!!!

Demos gracias al Señor, a Alá, y al chocolate.

Álvaro dijo...

Vale, vale, tranquila, que ya queda poco de este blog... (jo, ¡pensaba que no estaba tan mal;-p!)